PRESENTAN:
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Por : Alejandro Riaño
En ‘Cada Niño con su Boleta’, Alejandro Riaño invita a los espectadores a subir en un viaje en bus de servicio público que para en diferentes estaciones. En cada parada, Riaño analiza manifestaciones de la cultura nacional y, a través del humor y la creatividad que lo caracterizan, hace que el público se ría a carcajadas de situaciones de la vida cotidiana y de la “colombianidad”.
Durante el show, Riaño se convierte en un rolo que critica a los rolos, y hace una crítica ácida del baile 1-2, de las porristas, los videos, los -
musicales, los cantantes, los doblajes de las películas, los realities, y hasta de los narradores de fútbol, entre otros personajes y situaciones divertidas.
La capacidad de improvisación y la creatividad de caracterizan a Alejandro Riaño le han permitido presentar este show en distintos escenarios, teatros y países durante más de seis años.
“QUÉ DESGRACIA TAN INFINITA”
Por: Diego Trujillo
Tras el éxito de la serie METÁSTASIS, el actor Diego Trujillo llega a las tablas con su propia versión de la crisis de la mediana edad en los hombres… Una frase dicha en un mal momento durante una fiesta de cumpleaños, le permite a este actor bogotano cuestionar el falso optimismo de quienes opinan que la vida “empieza después de los cincuenta” y demostrar–basado en su propia experiencia que, por el contrario “la vida termina a los cuarenta”.¡Qué desgracia tan infinita! Aborda con humor negro las distintas situaciones que debe sobrellevar un hombre a las puertas de los cincuenta, tratando de “…echar el tiempo atrás, o por lo menos detenerlo, antes del último y definitivo estertor de la juventud”.
El descubrimiento de la próstata, la desaceleración del metabolismo o el recuerdo –lejano de la última erección, son algunos de los temas que Diego Trujillo recorre con un punzante sentido del humor. ¡Qué desgracia tan infinita! Es una burla cáustica que hace este actor de sí mismo, pero a su vez, se convierte en un espejo para quienes sufren los padecimientos propios de los cuarenta. “Porque el único camino –digno para sortear la crisis de la mediana edad, es reírnos de nosotros mismos y tratar de creer que, de pronto, no todo está perdido”.